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19 noviembre, 2023

 

Tiempos Difíciles: La Transformación de Chiquilín a Chavalín



Chiquilín es la galleta de Bilbao ¿pero sabes que durante un periodo se llamó CHAVALÍN? Hoy te presento  una historia fascinante que ilustra la capacidad que hay que tener en el mundo de los negocios y en el marketing ante situaciones difíciles, por ejemplo en tiempos de escasez, pero no adelantemos acontecimientos. 

La familia Artiach inicio su actividad galletera en 1907 en una lonja de 84 metros cuadrados en la calle García Salazar de Bilbao. En este obrador trabajaban cuatro personas, un maestro un pinche y dos operarios, elaborando unos 50 kilos diarios de galletas. En este lugar empieza una historia de éxito industrial. La familia Artiach mantendrá el control de la sociedad hasta 2008 cuando se vendió a Panrico.

El local de 84 metros cuadrados, pronto se les quedó pequeño y al año siguiente se trasladan a la calle Cantarranas, donde son capaces de producir producir hasta 800 kilos de galletas al día. Los Artiach serán unos grandes exportadores durante la I Guerra Mundial para clientes de ambos bandos. En 1921 la fábrica se traslada a la rivera de Deusto. En 1928 fabricaban 18.000 kilos diarios de galletas.

Avanzó en la historia, Artiach fue la primera empresa en elaborar en España la famosa galleta MARIA (harina, leche, mantequilla y azúcar) aunque con el tiempo, la galleta MARÍA ha acabado identificándose con otra casa galletera (Fontaneda). Las dos características fundamentales de la galleta MARÏA son, su bajo precio y que puede mojarse en leche caliente, sin que se deshaga fácilmente, esto se debe a su escasa humedad (entre 1% y 6%). 

Una vez copado el mercado con la galleta MARÍA (sabrosa pero barata) hacía falta algo más especial. ¡Hay que tener un producto premium! Ese hueco lo llenó la galleta CHIQUILÍN (harina, huevos, mantequilla, miel y coco) como alternativa de lujo. 

El catalogo de Artiach fue completándose con muchas otras marcas.

Todo marchaba sobre ruedas hasta que se junta la postguerra de guerra civil española y la II Guerra Mundial, ¡aparece la escasez! La demanda de los productos superaba la disponibilidad de materias primas (trigo, azúcar...) incluso no había metal (hojalata) para fabricar las latas en las que se envasaban las galletas.

En el mundo empresarial siempre aparecen problemas. El tema siempre es ¿cómo se solucionan? Repasemos la situación: hay demanda de nuestro producto, no tenemos suficiente materia prima y tenemos una fabrica con empleados produciendo a medio gas. ¿Qué hacemos? La respuesta que dieron los Articach es ¡adaptémonos! Adaptemos nuestras recetas a las materias primas que sí tenemos y a las calidades que tienen, aunque no sea la optima. 

¿Pero hacer nuestras galletas con una calidad inferior puede dañar nuestra imagen? Ellos se inventarón un concepto aproximación. Que consistía en dos ideas:
  • Para no dañar la imagen de nuestros productos, ¡cambiémosles de nombre provisionalmente a nuestros productos!, Así la galleta MARÍA pasó a llamarse CASI, las galletas CHIQUILÍN pasaron a denominarse CHAVALÍN. 
  • No se lo ocultemos al consumidor, hagamos una publicidad en la que proclamemos que hacemos lo que podemos con lo que tenemos ¡excelente ejemplo de transparencia! 

Por ejemplo en abril de 1942 publicaron un comunicado en el ABC en el que decían:
Nuevas Pastas Elaboración Transitoria

Ansiamos producir de nuevo, cuando sea posible, las clásicas galletas María Artiach, Chiquilín, Craker, Digesta, etc., tan conocidas y apreciadas. Faltos de trigo y azúcar, sólo hemos podido reanudar nuestra actividad, sin garantía de continuidad mediante la elaboración transitoria de pastas a base de miel, azúcar de uva, almendras y avellanas principalmente.

La calidad es buena, aunque sin la excelencia de las marcas que con tanta tenacidad hemos acreditado durante largos años, fieles al principio "máxima calidad a precio mínimo" Hacemos hoy lo que podemos y no lo que deseamos.  
También solicitaban a los consumidores que devolviesen los envases
Si no consiguiéramos la recuperación de los que tenemos en el mercado, se produciría en nuestra industria un paro inevitable, por no tener donde envasar la producción. Seiscientos obreros quedarían sin trabajo.

Tenemos en poder del consumidores y comerciantes 787.946 envases indispensables para proseguir en nuestras actividades. Están prestando, sin duda, usos distintos a los que son su finalidad. Si se nos presta leal cooperación y nos son devueltos, quedara asegurada nuestra marcha, a este respecto hasta la terminación del conflicto internacional.

En mi niñez, las cajas de hojalata de las galletas, en casa, tenían diversos usos. ¡Para que digan que el envase no es importante! 

En otra publicidad explicaban la palabra APROXIMACIÓN

… no queremos usar nuestros nombre clásicos, que tan grabados en su mente tienen los consumidores, hasta que podamos ofrecer la garantía de una selección de primera calidad...

Con el tiempo, la escasez finalizó, los ingredientes regresaron y las marcas temporales desaparecieron como un recuerdo fugaz de tiempos difíciles. Pero la adaptación inteligente ante una situación adversa es un caso para aprender.  

He conocido esta historia gracias a Fernando de Córdoba quién la ha extraído del libro "Posguerra. Publicidad y Propaganda". 

Si quieres dedicarte al mundo del marketing la flexibilidad y el ingenio puede ser la clave para superar desafíos inesperados y adversos a los que seguro te tendrás que enfrentar.









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