10 junio, 2017
Cobro por lo que sé no por lo que hago
A principios del siglo XX, Charles P. Steinmetz era un ingeniero que trabajaba en General Electrics y con muy buena reputación tanto como ingeniero como científico (genero más de 200 patentes)
En la planta de Ford situada en River Rouge tenían problemas técnicos con un nuevo generador de gran tamaño. recién instalado, el Henry Ford no dudó en solicitar su ayuda.
Cuando el ingeniero Charles P. Steinmetz llegó a la fábrica, pidió una libreta, un lápiz y un camastro. Durante dos días se dedicó a escuchar el sonido del generador y a realizar incontables cálculos. Cuando terminó, pidió una escalera, cinta métrica y una tiza. Subió con esfuerzo a lo alto del generador y midió con sumo cuidado, colocando una precisa marca de tiza en una parte de la enorme máquina.
Tras ello, comentó a los escépticos presentes que era necesario desmontar una placa del lateral del generador y eliminar 16 vueltas de la bobina a partir del punto en que había realizado la marca de tiza. Los ingenieros de Ford siguieron sus instrucciones y el generador comenzó a funcionar perfectamente.
Unos días después, Henry Ford recibió una factura firmada por Charles Steinmetz por un importe de 10.000 dólares. El empresario, a pesar de agradecer el buen trabajo realizado por el ingeniero, devolvió la factura a General Electrics y solicitó una nueva y detallada. Steinmetz respondió enviando de nuevo la factura a Ford con el siguiente detalle:
Marca de tiza en el generador: 1 dólar
Saber dónde hacer la marca 9.999: dólares.
Total a pagar: 10.000 dólares
Satisfecha la petición de Ford, la factura fue abonada sin ninguna queja.
Esta anécdota aparece reflejada en la revista LIFE en su edición de 14 de mayo de 1965, en una carta enviada por Jack B. Scott, hijo de un antiguo empleado de Ford, a los editores de la revista LIFE.
En la planta de Ford situada en River Rouge tenían problemas técnicos con un nuevo generador de gran tamaño. recién instalado, el Henry Ford no dudó en solicitar su ayuda.
Cuando el ingeniero Charles P. Steinmetz llegó a la fábrica, pidió una libreta, un lápiz y un camastro. Durante dos días se dedicó a escuchar el sonido del generador y a realizar incontables cálculos. Cuando terminó, pidió una escalera, cinta métrica y una tiza. Subió con esfuerzo a lo alto del generador y midió con sumo cuidado, colocando una precisa marca de tiza en una parte de la enorme máquina.
Tras ello, comentó a los escépticos presentes que era necesario desmontar una placa del lateral del generador y eliminar 16 vueltas de la bobina a partir del punto en que había realizado la marca de tiza. Los ingenieros de Ford siguieron sus instrucciones y el generador comenzó a funcionar perfectamente.
Unos días después, Henry Ford recibió una factura firmada por Charles Steinmetz por un importe de 10.000 dólares. El empresario, a pesar de agradecer el buen trabajo realizado por el ingeniero, devolvió la factura a General Electrics y solicitó una nueva y detallada. Steinmetz respondió enviando de nuevo la factura a Ford con el siguiente detalle:
Marca de tiza en el generador: 1 dólar
Saber dónde hacer la marca 9.999: dólares.
Total a pagar: 10.000 dólares
Satisfecha la petición de Ford, la factura fue abonada sin ninguna queja.
Esta anécdota aparece reflejada en la revista LIFE en su edición de 14 de mayo de 1965, en una carta enviada por Jack B. Scott, hijo de un antiguo empleado de Ford, a los editores de la revista LIFE.
Etiquetas: humor, precio, sucedidos
# escrito por bloger en prácticas @ 12:57 
