Marketing, tecnología y vida

Este sábado he leido 2 articulos de opinión (uno en El País: ¿Una nueva universidad en Euskadi? De Carlos Cuerda -economista y socio de Naider- y otro en el cinco días Otra ley de educación, y van... de José Barea).

La situación actual del sistema universitario, contemplado desde el punto de vista del mercado, podría ser:

• desde los años 80, las infraestructuras de las Universidades han crecido intentando satisfacer las necesidades derivadas de la fuerte presión demográfica. Por ejemplo en el Pais Vasco, existe dos universidades públicas, la UPV ( fundada en 1980) con 65.000 estudiantes y tres centros de la UNED y dos Universidades privadas - Deusto y Mondragon- con 15.000 estudiantes, además de alguna Escuela politécnica de Universidades radicadas en otras Comunidades Autónomas. La última Universidad en crearse este mismo junio ha sido Udima -Universidad a distancia de Madrid
• al disminuir la presión demográfica vamos viendo, eso sí, poco a poco, como las universidades van sustituyendo el "numeros clausus" por las jornadas de puertas abiertas, anuncios en TV y merchandising
• actualmente, los estudiantes universitarios sólo pagan, a través de las tasas, entre el 15% y el 20% del coste de la educación que reciben; el resto se financia con fondos públicos a través de los impuestos generales.
  
• no existe un mercado competitivo de la educación, entre centros públicos y privados, con libertad absoluta de elección de centro, donde el dinero público siga al estudiante.
• los cambio en el mercado de las universidades ya sea vía de una nueva ley de educación o de un cambio de rumbo, - por ejemplo reforzando la investigación-, tardan en conocerse, de 10 a 15 años.
• la educación universitaria no es un bien público puro, sino que es un bien preferente, que genera externalidades positivas
  
• su financiación en la forma que actualmente se realiza produce, falta de equidad en el sistema. No se garantiza la equidad, ya que los fondos públicos que financian la universidad provienen de impuestos que son pagados por todos los españoles, ricos y pobres, en cambio los alumnos universitarios provienen proporcionalmente en mayor número de familias de renta media alta y muy alta y de familias con estudios universitarios, generando efectos distributivos perversos, ya que se redistribuyen recursos desde las familias más pobres a las más ricas.
• Ineficiencia en su gestión, motivada por la mala organización del sistema educativo, falta de responsabilidad de los agentes del sistema (centros, profesores, alumnos y familia)
  

Una posible solución para introducir competencia en el sector sería cambiar el sistema e financiación. Si el coste de la educación universitaria demandada por los estudiantes se financiaría por los presupuestos públicos en un 30% -en razón de las externalidades positivas que genera la educación- y el 70% restante se pagaría por los estudiantes. Y además por razones de equidad, a los estudiantes de familias de renta baja y media baja se les concedería una beca que cubriría el mencionado 70%. La beca que se financiaría con cargo a los presupuestos públicos, entregando a los estudiantes un bono acreditativo del importe de la beca, que cederían a la universidad donde se matriculen. En esta forma las universidades, al tener que luchar para captar alumnos, sin los cuales no tendrían financiación, modificarían sus estructuras organizativas y sus procesos de toma de decisiones para hacerlos más eficientes, y al mismo tiempo adoptarían su oferta de titulación y su calidad a lo que la sociedad demandase.
En el mercado competitivo de la educación universitaria se daría entrada a las universidades privadas en las mismas condiciones de las públicas. La calidad se convertirá así en el instrumento de cada centro para conseguir estudiantes, si no hay estudiantes no hay subvención pública.