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31 agosto, 2025

 

Yo no he sido, ha sido Google


 


Noticia impactante,  ¡un tráiler se atasca en pleno monte tras recorrer 4 kilómetros por una pista forestal! 

El camión venía desde Madrid con destino a Orozko, transportando una plaza de toros desmontable. El conductor siguió al pie de la letra las indicaciones de Google Maps… ¡hasta quedarse varado en una curva del Parque Natural del Gorbea! tras 4 km conduciendo por pistas forestales.

El aprendizaje es claro: en tu trabajo puedes (y debes) usar tecnología  -el GPS para conducir, la inteligencia artificial para redactar demandas, informes o recursos-, pero tú eres quien está al mando. No hay excusas.

El otro día un amigo me contaba que tienen una tanda de alumnos en prácticas, uno de ellos era el más eficiente: utilizaba una IA generativa para presentar recursos. ¿El problema? ¡Se inventaba referencias legislativas que no existen! Como decía Umberto Eco, “la abundancia de información no es sinónimo de conocimiento”. En un mundo lleno de datos, necesitamos criterio para separar lo válido de lo falso.

Yo aprendí esto de mi padre, cuando aún se usaban mapas de papel o, en su defecto, se preguntaba a la gente. Él siempre me decía: “cuando te pregunten una dirección, si no lo sabes, por favor no contestes”. Y yo, cuando alguien me pedía una dirección (ahora ya todo el mundo confía ciegamente en el GPS), solía responder: “Siga por esta calle, gire a la derecha y, cuando llegue a un cruce, vuelva a preguntar”.

Pero esta noticia también tiene un lado laboral. La información publicada nos permite ver el comportamiento de los implicados:

  • El conductor: al detectar el problema, abandonó el camión, tomó un autobús a Bilbao y de ahí otro a Madrid. Vamos, que se bajó del barco en cuanto se hundía. Una actitud que deja claro que la tecnología no sustituye el juicio ni la responsabilidad: no basta con seguir instrucciones; hay que saber cuándo parar y asumir las consecuencias.
  • El empresario: cogió su coche y se plantó en Bilbao. Su prioridad era doble:
    1. Que la mercancía -la plaza de toros portátil para las fiestas de Orozko- llegara a destino.
    2. Recuperar el camión al menor coste posible. Las primeras opciones, dado el alto precio de la grúa, eran salvar la cabeza tractora y desguazar el semirremolque. 
  • La comunidad. Contra todo pronóstico, seis vecinos del pueblo, curtidos en trabajos forestales, lograron recuperar el vehículo en tiempo récord, bajando el camión durante tres o cuatro kilómetros marcha atrás. Estos vecinos han mostrado su compromiso con la comunidad.
Al final, la historia demuestra que los problemas complejos no siempre se resuelven con tecnología ni con dinero; muchas veces se necesitan voluntad, experiencia y trabajo en equipo. Gracias a la pericia de los vecinos y a su conocimiento del terreno, el tráiler volvió a la carretera, la plaza de toros llegó a tiempo a Orozko y nos deja la lección de que la tecnología no siempre te lleva a donde quieres ir

Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí  (frase atribuida a Lewis Carroll) o nuestra más castiza:  "Quien no sabe a dónde va, cualquier camino le sirve.”

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