.comment-link {margin-left:.6em;}

17 agosto, 2025

 

Sesgo del coste hundido

 


Mi abuela solía decir: 

“Si te equivocas de tren, bájate en la primera estación, que cuanto más tardes en bajar, más caro será el viaje de vuelta”

No me hablaba de trenes, por supuesto.

Hablaba de decisiones. De trabajos, relaciones, caminos elegidos con la mejor intención pero que, con el tiempo, revelan no ser lo que esperábamos. Y sobre todo, hablaba de algo que la psicología cognitiva se llama el sesgo del coste hundido.

1. Tomar decisiones erróneas es inevitable

La vida está llena de decisiones tomadas con información incompleta, presiones externas o simplemente sueños mal encauzados. Subirse al “tren equivocado” no es necesariamente un error terrible, es parte del vivir.

Ejemplo: Elegir una carrera universitaria porque “tiene salida” o porque “lo dicen en casa”, pero sin pasión ni conexión real con uno mismo. Cuatro años cursos después, graduados pero desmotivados, descubrimos que lo que sabíamos desde el primer curso era cierto.

2. La importancia de reconocer a tiempo el error

El mensaje de mi abuela es claro: cuanto antes reconozcas que estás en el tren equivocado, más fácil -y barato- será rectificar. Más a más, recuerda que hay trenes a los que es muy fácil subir y muy difícil bajarse. 

Daniel Kahneman y Amos Tversky, desde la psicología cognitiva, identificaron este fenómeno como parte del sesgo de coste hundido: la tendencia a continuar en una decisión errónea solo porque ya hemos invertido tiempo, dinero o esfuerzo.

Estas frases no justifican seguir. Solo evidencian el miedo a asumir que nos hemos equivocado.

3. Retrasar la bajarnos del tren tiene consecuencias acumulativas

Cuanto más tardamos en bajarnos, más lejos estamos de donde realmente queríamos estar. Y no solo en términos de tiempo: también emocionalmente, financieramente, vitalmente.

Ejemplo profesional: Seguir años en un trabajo que nos frustra, nos agota o directamente nos enferma, solo por seguridad, por rutina o por miedo al salto al vacío. A veces para progresar hay que decir adiós.

Si estás en un agujero, lo primero para salir, es dejar de cavar

La pregunta es ¿cuándo bajarse del tren? Tomar esta decisión requiere reflexiónautoconocimiento, humildad y coraje. No hay una estación con cartel luminoso que lo indique. La decisión es personal, pero hay señales. Solo hay que aprender a escucharlas:
  • ¿Estoy creciendo o estancado?
  • ¿Esto sigue teniendo sentido para mí?
  • ¿Persisto por convicción o por miedo al cambio?
  • ¿Estoy invirtiendo o simplemente resistiendo?
La respuesta no es siempre cómoda. Pero suele ser clara.

Equivocarse no es fracasar. Fracasar es negarse a corregir. A veces, el tren equivocado nos lleva a descubrir lo que no queremos, y eso también es valioso. A veces se gana a veces se aprende. 

Etiquetas:


Buscar enlaces a esta noticia en Technorati Menea esta noticia Enviar a Fresqui.com Enviar a del.icio.us
Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?