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24 noviembre, 2023

 

La ilusión de la velocidad



En el mundo actual, la velocidad es un valor cada vez más importante. Las empresas competimos por ofrecer a nuestros clientes los productos y servicios más rápidos, y los consumidores esperamos que todo esté disponible al instante. Sin embargo, ¿hasta qué punto es importante la velocidad? ¿Es posible que, en algunos casos, la velocidad pueda ser contraproducente? A veces la sensación de velocidad es engañosa.
 
Os cuento una experiencia personal. Se me ha roto la correa de mi pulsera de actividad y he comprado una nueva en la web de la marca. No digo el nombre, pero es una primera marca. Me dicen que tardarán en preparar mi pedido entre 7 y 10 días hábiles. ¡Asombrosa falta de velocidad! Es un tiempo considerable para un producto tan sencillo Luego me preguntan ¿Cómo quiero que me lo envíen? Me dan dos opciones:

  • Método normal, tiempo de entrega entre 1 ó 2 días hábiles con un precio de 5,50 €
  • Método exprés, tiempo de entrega 1 día hábil a un precio de 18, 50 €
¡No me lo puedo creer! En el peor de los casos puedo ganar 1 día, pagando más del triple. Digo en el peor de los caso pues el método normal puede tardar el mismo tiempo que el método exprés (1 día).

No se dan cuenta, que si tardan entre 7 y 10 días en preparar el pedido, reducir 1 día en la entrega no tiene ningún sentido.

Este caso recuerda uno de los motivos del fracaso del Concorde, un avión supersónico de transporte de pasajeros que estuvo en servicio entre 1976 y 2003 y era capaz de volar de Paris a Nueva York en 3 horas y media, cuando un avión convencional tarda 8 horas. Eso sí a un precio de 8.000 $ de la época, que aunque incluía un menú de lujo con champagne y caviar, era demasiado caro. La velocidad supersónica. El Concorde tenía altos costes de mantenimiento y Concorde consumía alrededor de 25 mil litros de combustible por horaAunque reducía el periodo de vuelo más de la mitad, el tiempo del viaje no se acortaba tanto. Si piensas en un viaje en avión, ves que puedes dividirlo en varios tramos, el desplazamiento inicial hasta el aeropuerto (habitualmente fuera de las ciudades), el mostrador de check-in y el paso por los controles de seguridad, el embarque (con o sin retraso), el vuelo, el aterrizaje, la recogida de equipajes y por último el transporte hasta tu destino final. El tiempo del vuelo es una parte, del tiempo total. Además el tiempo del vuelo es la más gratificante, si la compañía quiere te puede dar hasta un menú de lujo ¿tiene sentido acortar el tiempo donde el cliente está mejor?

En definitiva, acortar tiempos en algunos tramos suele ser importante, pero no necesariamente mejora la percepción del cliente. En algunos casos, la velocidad puede ser contraproducente, ya que puede implicar un aumento de los costes o una disminución de la calidad.

En algunos casos, la velocidad sí puede ser una ventaja competitiva, hoy hay desarrollados modelos de de negocio en el comercio que se basan en la entrega casi inmediata, hablo del concepto de Q-commerce (Quick commerce).

Para mejorar la velocidad sin comprometer la calidad, es importante tener en cuenta el contexto. ¿Es realmente necesario que un producto o servicio se entregue de forma inmediata? ¿Existen formas de reducir el tiempo de entrega sin aumentar los costes?

Una herramienta que puede ayudar a mejorar la velocidad es el Diagrama de Gantt. Este diagrama permite visualizar el flujo de trabajo y identificar tareas críticas que pueden ser optimizadas. También permite asignar recursos de forma más eficiente.

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