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01 febrero, 2015

 

MarketPlace de la Formación entre desempleados

Luis Garicano en su libro: "El dilema de España. Ser más productivos para vivir mejor", hace un guiño a la literatura de ciencia ficción, un corresponsal escribe en el año 2034 las medidas que ha tomado un Gobierno para solucionar los problemas actuales de España. Plantea el siguiente MarketPlace de la Formación, un espacio que permite a desempleados con conocimientos "enseñantes" ayudar a desempleados "aprendices". Copio literalmente los dos párrafos:

El Gobierno puso en marcha la llamada “movilización de los parados”. El modesto objetivo declarado de esta política era detener la pérdida de capital humano en los desempleados de larga duración, pero el objetivo real era conseguir un verdadero aumento de ese capital. Los parados para recibir su subsidio, tenían que ser “enseñantes” o “aprendices” Había una lista concreta de actividades en las que se podía impartir clases, con materias como inglés, programación básica, cocina, hostelería, etc. Se estableció una bolsa por internet que emparejaba a los parados enseñantes con los aprendices y se consiguieron aulas en escuelas públicas e institutos. Los tres millones de parados que cobraban prestaciones (la mitad de los seis existentes) debían registrarse obligatoriamente en la web del programa para seguir cobrando el subsidio. Mientras no tuvieran un empleo debían asistir a las clases durante un mínimo de cuatro horas al día o bien impartir dos horas de clase diarias. Los sistemas de asistencia, con un control biométrico muy sencillo, funcionaban de tal modo que tres faltas de asistencia resultaban en la cancelación del subsidio de desempleo durante un mes. Tres faltas más lo eliminaban permanentemente. Y un suspenso en el examen final del curso tenía el mismo resultado. El sistema docente se basaba en seguir cursos por internet durante una o dos horas. Durante las dos horas restantes de la formación se llevaban a cabo ejercicios prácticos con la ayuda de los “enseñantes”. 

Obviamente, el programa de movilización tuvo resultados disímiles, pero ello no desmerece su principal virtud. Sin duda, la obligación de tomar clases eliminó parte del exceso de parados y permitió concentrar el esfuerzo en los que realmente lo necesitaban. Además, hubo muchos desempleados que consiguieron adquirir conocimientos valiosos, particularmente de inglés. Pero lo más importante es que supuso un cambio radical en la percepción de que realmente era el paro y lo que se podía hacer en ese tiempo sin empleo. Ya no se estaba desempleado (es decir sin ocupación) sino en un proceso de formación.
Encuentro ciertas similitudes entre este MarketPlace de la formación y la propuesta de Peridis de las Lanzaderas de Empleo y Emprendimiento Solidario, en ambas la colaboración entre los propios desempleados es el elemento clave.

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